Cómo superar la muerte de un hijo.

Hace casi 5 años que sucedió. Él solo tenía 3 años y medio cuando aquel coche perdió la dirección y se subió a la banqueta. El niño que tranquilamente jugaba falleció al momento. Fue un accidente. No fue culpa de nadie, sin embargo, han pasado 5 años; Y aun el matrimonio pasa largas horas frente a la foto de su amado hijo preguntándose ¿Por qué? 

La muerte de un hijo es sin lugar a duda la pérdida que se siente como más dolorosa e hiriente. Un dolor a veces no bien entendido por todos, probablemente porque va más allá de lo imaginable. 

El duelo ante la pérdida de ser un querido puede durar en promedio de tres meses a 9 meses, aunque esto es variable y depende de si el fallecimiento es inesperado y el tipo de relación que tenía el doliente con el fallecido. 

Sin embargo, cuando muere un hijo no solo se le pierde a él, sino que se va también un proyecto sentido, un proyecto de vida creado por una pareja. Los padres pueden experimentar diferentes sensaciones y vivencias cuando su hijo fallece. Algunas de ellas pueden ser los conflictos familiares fruto de los diferentes puntos de vista sobre cómo abordar el duelo. 

Sin importar las circunstancias, de quiénes son, o de dónde proceden, no hay mayor vínculo que la conexión que se da entre los padres que sufren la agonía de soportar la muerte de un hijo pues el amor por este siempre prevalece y por tanto el dolor siempre los acompaña. 

La pérdida de un hijo no es un evento que en el tiempo se acabe pronto, es por el contrario una pérdida continua que se despliega minuto a minuto a lo largo de toda la vida, y que es recordada por cada evento, por cada circunstancia vital, por cada hito de crecimiento que ya no será y que pudo haber sido. 

No solamente se trata del dolor emocional Las sensaciones físicas pasajeras asociadas a la fase del duelo también pueden manifestarsedesde alteraciones del sueño, fatiga, falta de energía, hipersensibilidad al ruido o sensación de opresión en la garganta y en el pecho. Asimismo, las emociones que pueden aflorar de manera temporal son variadas y personales. Algunas de ellas pueden ser: tristeza, culpa, enfado, rabia, bloqueo, ansiedad o insensibilidad. 

Aceptar la muerte de un hijo y vivir el duelo.

Este proceso lleva un tiempo distinto para cada persona y cumple la función de ayudar a la adaptación ante la pérdida del hijo y a mantener el vínculo afectivo con la persona fallecida para que resulte compatible con la realidad cotidiana de los padres. 

Por ello debemos: 

  • Pedir ayuda para transitar por el duelo si se necesita. 
  • Darnos permiso para comunicarnos entre los padres sin culpa. 
  • Permitirnos acompañar y ser acompañados por nuestros seres queridos 
  • Despedirnos del fallecimiento del hijo con un acto íntimo familiar que ayude a integrar la pérdida y que sea diferente al entierro o la cremación 
  • Recoger y recordar el legado del hijo fallecido con una acción en su honor que se mantenga en el tiempo.  

Mas allá del dolor de la pérdida, la muerte de un ser querido puede resultar transformadora pues nos pueden aportar una conexión con nuestra parte espiritual más allá del cuerpo físico donde acompañar a alguien que se va. Una vez llegado el momento, en un momento de silencio absoluto, quienes estábamos acompañándoles, sentimos una energía alrededor de paz inmensa, amor y compasión. 

Si tú estás pasando por un proceso de duelo y sientes que estás atascado o ya llevas mucho tiempo sin liberar y seguir adelante, en SerSolaci te acompañamos a cerrar este proceso de una forma equilibrada que devuelva la paz a tu vida. 

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