Decíamos que se considera que el inconsciente colectivo es una plataforma común, compuesta por arquetipos que modelan nuestra individualidad.

Un arquetipo es una forma preexistente y universal (ideas, imágenes, símbolos) que da forma a gran parte de los contenidos psíquicos.

De acuerdo con Jung, tal como los seres humanos tenemos patrones de conducta instintiva mediados por la actividad biológica, tenemos patrones de conducta instintiva mediados por la actividad psíquica inconsciente. En este sentido, los arquetipos y el inconsciente colectivo se transmiten por la propia condición de ser humanos, y sus efectos son visibles en la conformación de la psique individual.

De sus teorías del inconsciente colectivo surgieron los 12 arquetipos de personalidad.

Él define estos arquetipos como una tendencia innata a generar imágenes con intensa carga emocional que expresan la capacidad relacional de la vida humana. Los arquetipos son una especie de sello de reconocimiento de toda la humanidad que permanecen sumergidas en el inconsciente de todos. Estos arquetipos definen los rasgos particulares de cada uno de nosotros.

  1. El Sabio

El sabio representa a ese libre pensador que hace del intelecto y de los conocimientos su principal razón de ser y fundamento. La inteligencia y la capacidad de análisis son para él la vía regia para entenderse a sí mismo y entender al mundo. Corresponde a quien siempre tiene a mano un dato, una cita o un argumento lógico.

  1. El Inocente

El inocente es optimista y busca la felicidad. Es la persona que parece haber leído todos los libros de autoayuda escritos desde siempre y los hace suyos. Como si el conocimiento de estos libros fuera parte de sí. Le ve el lado bueno a todo. Quiere, además, sentirse perfectamente adaptado al mundo. Quiere también complacer, pertenecer, ser reconocido por los demás.

  1. Explorador

Este arquetipo corresponde al viajero osado. El que emprende el camino sin trazar una ruta definida, abierto siempre a la novedad y a la aventura. Tiene un afán profundo de descubrir y de descubrirse a sí mismo. En su faceta negativa es también el buscador de lo ideal que jamás está satisfecho.

  1. El Gobernante

El gobernante corresponde al líder clásico, aquel que se considera el llamado a poner las reglas de juego en cualquier situación. Estable y preocupado por la excelencia, quiere que los demás hagan lo que él dice y suele tener motivos de sobra para exigirlo. Es uno de los arquetipos relacionados con el poder, que también puede llegar a ser déspota en su afán por imponerse.

  1. El Creador

El creador tiene una profunda ansia de libertad porque ama lo novedoso. Le encanta transformar para hacer surgir algo totalmente nuevo, que tenga su sello. Es ocurrente, inconforme y autosuficiente. Con mucha imaginación, está lleno de genialidad. A veces es inconstante y piensa más de lo que hace.

  1. El Cuidador

Este siente más fuerte que los demás y por eso da una protección casi maternal sobre quienes le rodean. Desea evitar cualquier daño para quienes están bajo su égida y pretende evitar que cualquier riesgo o peligro amenace la integridad o felicidad de los demás. Si no se controla, se convierte en el mártir que echa en cara a los demás sus sacrificios.

  1. El Mago

El mago es equivalente al gran revolucionario. Regenera y renueva, no solo para sí mismo, sino también para los demás. Él mismo está en constante proceso de transformación y crecimiento. En su faceta negativa es un enfermo que enferma a los demás. A veces llega a convertir los sucesos positivos en hechos negativos.

  1. El Héroe

El héroe basa su vida en el poder. Tiene una vitalidad y una resistencia enormes que empeña en luchar por el poder mismo o por el honor. Prefiere cualquier cosa antes que perder. De hecho, no pierde porque no se rinde. Podría ser demasiado ambicioso y controlador.

  1. El Forajido

El forajido es por excelencia rebelde. Este es un transgresor, provocador y e independiente de la opinión de los demás. Le agrada ir en contra de las reglas y piensa con cabeza propia, no por influencia ni por presión. En su faceta negativa es autodestructivo.

  1. El Amante

El amante es todo corazón, todo sensibilidad. Ama el amor y por eso disfruta prodigándolo. No solo el amor romántico, sino toda forma de amor. Su mayor dicha es sentirse amado. Disfruta de la belleza, la estética y los sentidos, de manera refinada. Hace de lo bello, en el sentido amplio, un valor superlativo.

  1. El loco

El loco enseña a reír, incluso de nosotros mismos. No tiene máscaras y suele despojar de su máscara a los demás. No se toma en serio, porque lo suyo es disfrutar de la vida. En su faceta negativa puede ser libidinoso, vago y glotón.

  1. El Huérfano

El huérfano es aquel que lleva heridas que no logra cerrar. Se siente traicionado o decepcionado. Quiere que otros se hagan cargo de él y como esto no sucede, experimenta desilusión. Suele unirse a otros que sientan como él. Se victimiza. Ante los demás se muestra como el inocente, pero tiene un talante cínico.

Existen otros arquetipos de Jung, por ejemplo: El arquetipo materno o la madre que simboliza la imagen inconsciente de la «madre tierra», este arquetipo representa la actitud paciente y cuidadosa de las madres. El arquetipo paterno o el padre que define una figura de autoridad. Todos ellos forman, patrones de imágenes y símbolos recurrentes que aparecen bajo diferentes formas en todas las culturas y que tienen una vertiente que se hereda de generación en generación.  No olvidemos que un arquetipo es una pieza que da forma a una parte de este inconsciente colectivo que es en parcialmente heredado.

AQUÍ puedes leer la primera parte de este artículo


Referencias bibliográficas:

Quiroga, M.P. (2010). Arte y Psicología Analítica. Una interpretación arquetipo del arte. Arte, Individuo y Sociedad, 22(2): 49-62.

Wehr, G. (1991). Carl Gustav Jung. Su vida, su obra, su influencia. Buenos Aires: Ediciones Paidós.

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