Encender un cigarro, un acto que en los años 50 del siglo pasado era un hábito de placer y una moda. Cada vez es más común que al encender un cigarro la mayoría de la gente a tu alrededor te mire con cara de pocos amigos y sientan que invades su espacio. Entre otros motivos esto sucede porque el cigarro está asociado a enfermedades mortales como la neumonía o el cáncer de pulmón.
Fumar es en realidad una hábito milenario que data de casi 5 000 años antes de Cristo, cuando el tabaco ya se cultivaba en América. Y no solo se fumaba tabaco pues existen registros históricos de que la costumbre de fumar otro tipo de plantas es aún más antigua.
Lo que llamamos moda y ahora es un hábito de placer, en realidad es una búsqueda inconsciente de satisfacción por la vía equivocada.
Hay causas biológicas y emocionales para ser un fumador. El tabaco aumenta la secreción de dopamina disponible en un sector del cerebro e impide además la destrucción de esta. La liberación de la dopamina produce una sensación de placer.
Los pulmones simbolizan la idea de libertad y comunicación y se relaciona con la vida.
El niño cuando nace lo primero que hace es respirar por eso los pulmones son simbólicamente el territorio vital. Así, el fumador intenta crear inconscientemente un territorio placentero, pero como esas creaciones no son reales, terminan esfumándose como el mismo humo que produce. Entonces el cigarro se relaciona con un vacío interior que el fumador desea colmar.
Este vacío interior está relacionado con la figura materna. Entonces, si tenemos que el primer territorio que experimenta el niño es a través de la madre, el fumador se siente separado de ella.
Fumar es querer acercarnos a quienes nos dan seguridad: ¿Puede ser mamá o quizás papá?
Inhalar seguridad, inhalar a papá, “meternos” a papá (o a mamá)
Lo anterior solo se cumple cuando la mamá (real o simbólica) sea muy dura, muy castrante, muy dominante, entrometida,
«Me siento invadido en el territorio».
Además, fumar puede significar tratar de alejar con humo a aquellos que no nos comprenden, que no nos aceptan, que nos rechazan, que no nos dan lo que necesitamos. Simbólicamente es alejar al depredador, a aquello que nos amenaza o nos produce miedo e inseguridad. Piensa, por ejemplo, si fumas para relajarte e la oficina ¿Quién es el depredador: tu jefe, un compañero, el proyecto?
Fumar es emocionalmente una manera de sentirnos acompañados, cuando en el fondo nos sentimos solos y sentimos que nos falta amor. Es una manera simbólica de sentirnos cerca de alguien que nos protege.
Aquí puedes ver un VIDEO CORTO sobre el significado de fumar y sus conflictos emocionales.
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En terapia te ayudamos a identificar esos sentimientos de soledad y abandono, a dejar de sentirte depredado y cazado. Una vez vayas avanzando, la necesidad del cigarro disminuye o incluso desaparece apoyándote con homeopatía y terapias florales para reducir el síndrome de abstinencia que muchas veces es causa de recaída.