Todos más o menos hemos escuchado alguna vez que nuestro cuerpo está formado de polvo cósmico. La expresión por supuesto es metafórica. Pero lo que si es cierto que nuestro cuerpo necesita de muchos minerales para realizar diversas funciones vitales como la formación de huesos o la producción de hormonas. Una dieta variada y equilibrada es la mejor forma de obtener estos nutrientes y uno muy importante es el yodo
El yodo es esencial en la elaboración de las hormonas que se producen en la glándula tiroides y que regulan el organismo en funciones tan básicas como la temperatura o las veces que late el corazón
Cuando el yodo está bajo o alto en el organismo pueden provocar hipertiroidismo o hipotiroidismo que produce desorden metabólico. Conviene aclarar que el organismo es incapaz de producir por sí mismo este mineral y, además, no lo almacena, por lo que debemos proveerlo a través de la dieta.
Las fuentes naturales de yodo incluyen productos del mar, como las algas y algunos peces, así como plantas que crecen en suelos ricos en yodo. La sal para el consumo diario es frecuentemente fortificada con yodo y se conoce como sal yodada.
En Japón el consumo promedio diario de yodo es de 13.8 mg cuando en Estados Unidos es aproximadamente 90 veces menor (150 microgramos). La incidencia de problemas de la tiroides en Japón es solamente como un 10% de la incidencia que experimentamos en otros países
Una de las algas más ricas en yodo es el alga parda, mientras que el bacalao, la lubina, el abadejo y la perca de mar son ricos en este mineral y son prácticamente las únicas fuentes alimenticias de yodo, por lo que personas alérgicas a estos productos, deberían tomar sal yodada de forma protocolizada con el fin de evitar su carencia. También se puede encontrar en Lácteos, como la leche, el yogur o el queso; los alimentos que incluyen cereales, como la avena o el pan de centeno
Por otro lado, algunos vegetales como la coliflor, la col, el repollo y las coles de Bruselas entorpecen la acción del yodo sobre todo si se consumen crudas y en grandes cantidades
Función del yodo
Primordial para la producción de hormonas tiroideas pues facilita el crecimiento, ayuda a quemar el exceso de grasa que tiene nuestro cuerpo, mejora la agilidad mental, Interviene en procesos neuromusculares, participa en el funcionamiento celular. La carencia de yodo puede producir distintas alteraciones en nuestro organismo como el Bocio o el Cretinismo (una deficiencia congénita que provoca retraso físico y mental) en los niños:
El bocio común suele provocar hinchazón del cuello, ronquera, dificultad al tragar (disfagia), sensación de tirantez en la garganta e incluso dificultad para respirar. Todo ello por el aumento de la glándula tiroides, situada en el cuello, provocando desajustes en las hormonas tiroideas. Para poder evitar estas patologías es necesario que la cantidad de yodo ingerido sea la adecuada en mujeres embarazadas y niños.
El yodo en exceso puede causar hipertiroidismo: aumento en la producción de hormonas tiroideas habitualmente con un incremento del metabolismo general de la persona que provoca adelgazamiento, nerviosismo, problemas cardíacos, etcétera.
Un dato curioso sobre el yodo es que solía usarse en la preparación del pan, pero fue sustituido por el bromuro ya que evita que la harina de trigo se haga bolas. Al ser parecidos, la tiroides los confunde y permite su paso, generando mucho daño en ella ya que literalmente la va quemando poco a poco. Es por esto que las harinas refinadas se deben consumir con moderación o preferentemente eliminarlas.
El yodo relaja y calma el cuerpo ya que también es utilizado por nuestras glándulas adrenales para controlar la respuesta del cuerpo a las condiciones de estrés físico o emocional. ¿Sabías que un exceso de cortisol de producido por las glándulas adrenales puede hacer que subas de peso?
Prácticamente todos los órganos del cuerpo necesitan obtener una dosis de yodo lo cual incluye los ovarios y senos de la mujer, el hígado y la próstata de los hombres.
A mayor grasa en un cuerpo, mayor su necesidad de yodo.
Le tiroides también sufre por diversos conflictos emocionales, por ejemplo, querer que las cosas sucedan rápidamente o, por el contrario, que nada cambie. (hipo e hipertiroidismo).