Enfermar de miedo y ansiedad.

El miedo es una poderosa emoción que provoca sensaciones de aprensión y peligro como la ansiedad y lo experimentamos cuando nos enfrentamos a situaciones desconocidas. Son momentos en que sentimos que no estamos preparados para hacerle frente al evento que se nos avecina.

Decir que el miedo es malo sería un error pues es una alerta que nos protege ante determinado peligro como puede ser un derrumbe o un incendio. Aquí el miedo prepara al organismo para responder ante el peligro verdadero y te dará la energía para correr y ponerte a salvo. Ese disparo de adrenalina es lo que reconocemos como estrés: correr o pelear. Las glándulas suprarrenales aumentan el ritmo del corazón, los pulmones se oxigenan, los músculos se tensan y los sentidos se afinan.


El estrés en sí mismo no es peligroso, sino que es una reacción fisiológica normal de naturaleza defensiva, que nos impulsa a responder para cambiar las situaciones que la han generado. Por eso, es muy importante que el miedo y el estrés, existan.


Miedo y estrés constantes desatan el verdadero problema.

Cuando tu miedo  y estrés alcanzan una intensidad tal que se acompañan de síntomas físicos y psicológicos que suelen relacionarse con ansiedad y depresión, es un aviso de que se ha producido un desequilibrio interno en tu organismo. Sientes que te supera y ha sobrepasado tu capacidad de afrontar una situación y no sabemos qué hacer.

Este sentir es lo que se reconoce en Integración Bio-Emocional sistémica como conflicto. Y efectivamente se pone en conflicto la relación entre el cuerpo y la mente dando como resultado lo que se denomina conflicto psico-biológico y emocional.


Ve aquí el video en YouTube sobre el miedo


Siempre digo que el estrés y la ansiedad mantenidos son nuestros peores enemigos y, si, además, los unimos a nuestra forma de pensar, nuestras creencias, nuestros sentimientos y emociones, estamos llevando desequilibrio al sistema endocrino e inmune y es lo que determina en muchos casos nuestra salud.

Distintas situaciones estresantes que son procesadas por el sistema de creencias de cada persona son capaces de generar sentimientos y emociones negativas: enojo, ira, miedo, depresión y desesperanza. Este tipo de reacción activa mecanismos bioquímicos que tienden a disminuir o anular la respuesta inmune.


Así, estos conflictos se pueden reflejar en situaciones muy sencillas como dolores musculares, incapacidad para conciliar el sueño, mal humor e irritabilidad debido a la falta de descanso y en más síntomas y enfermedades entre ellas (a largo plazo) el cáncer.


Una de las situaciones más comunes que me encuentro en mi práctica diaria es la de la persona a la que se le diagnostica un cáncer y que manifiesta haber sufrido un gran conflicto emocional que esté ligado a su aparición. Esta situación traumática puede haber sucedido hace muy poco tiempo o con mucha anterioridad.

Recientemente atendí a una señora que por mas de 20 años había guardado el secreto de haber tratado de abortar a su hijo y vivió con miedo a que él se enterara y la rechazara. Asimismo, he atendido a personas que la aparición de un tumor está ligada a sucesos más recientes.


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Durante esta época de contingencia sanitaria que nos toca vivir es vital atender las situaciones emergentes de emociones y estados de ansiedad que puedan afectarnos.

En SerSolaci tenemos un programa presencial y online para tratar y liberar estrés usando técnicas integrativas, sistémicas y bioenergéticas. En el caso del cáncer, el estrés juega un papel muy importante, y debe ser tratado con el enfoque adecuado de manera que podamos tener sinergias con las demás terapias adecuadas para tratar a los pacientes. Aquí puedes AGENDAR UNA CITA O PEDIR INFORMES.


Bibliografía consultada: Espinosa Barbe María L. et, al. El estrés y su influencia en la etiología del cáncer. Un enfoque desde la Psiconeuroinmunoendocrinología.

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