La gula o el miedo a la soledad.

A todos más o menos en la vida nos ha tocado estar solos. Ante una ruptura amorosa, una pérdida de un ser querido o incluso ante la frustración de un proyecto. En ocasiones estamos rodeados de muchas personas y sin embargo nos seguimos sintiendo solos. Es en estos momentos cuando recordamos e incluso añoramos esos momentos de la primera infancia en que la madre nos arropaba y nos ALIMENTABA.

Como modo de escape a esas situaciones estresantes, y de modo inconsciente utilizamos la comida para acompañarnos; En algunas ocasiones, en otras, por el contrario, la rechazamos por sentirla tóxica y en este caso preferimos retirarnos a un espacio de soledad del cual tampoco estamos a gusto.

Este es uno de los modos en que se instauran los trastornos alimentarios. A veces tratamos de ocultarnos o huir de una situación emocionalmente dolorosa en otros momentos tratamos de ser rescatados. En estos últimos muchas veces la comida se convierte en el rescatador emocional que luego de ingesta queda la angustia por la espera real o la auto condena de sentirse inferior ante la imagen que creamos frente al otro social.

Cuando no sabemos estar solos y no hacemos de la soledad una buena compañera, la forma de relacionarnos no puede ser de igual a igual.

Sin embargo, la soledad no puede ser mala cuando existe gente que está sola y tiene una vida gratificante.

Lo importante es creer en ti, en tus capacidades, entonces serás capaz de estar solo o acompañado de manera satisfactoria y tener así una ingesta adecuada para una imagen elegida.

SI HAS OBSERVADO QUE ESTO SUCEDE EN TU VIDA, EN LA DE TU HIJO(a) O EN LA DE UN CONOCIDO O SIMPLEMENTE QUIERES CONOCER MAS TE INVITAMOS A CONTACTARNOS. TEN EN CUENTA NO ESTA ENFERMO, PERO SI CORRE EL RIESGO DE TENER UN TRASTORNO DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA.

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