Con la situación mundial de pandemia muchas parejas se encontraron de pronto conviviendo más tiempo juntos. Y no estaban solos: había situaciones en la relación que no se habían hablado y que amenazaban con infectarlos. En otros casos, en casas más habitadas, se vieron forzados a convivir con la familia política a la que antes veían menos.
Todos tenemos nuestros propios demonios, estos están relacionados con nuestra historia y con nuestros puntos de vida más vulnerables.
Los demonios personales no son otra cosa que situaciones, traumas y conflictos no resueltos, que te atrapan en medio de experiencias, sentimientos y reacciones intensas, justamente como el momento que nos está tocando vivir. Ya sean reales o imaginarios, del pasado, del presente o del futuro, internos o externos, los demonios personales pueden atraparte y aparecerse delante de ti reflejados en la persona de tu pareja.
Nuestra capacidad de imaginación puede hacer que nos anticipemos a un hecho, sin importar que en la realidad se cumpla o no, de modo que es posible repetir los malos momentos o imaginar los del futuro sin que jamás sucedan en la realidad.
Aquí se presentan pensamientos como:
🙁Ya no me quiere
🙁Creo que está enojado
🙁No le gustó la comida.
🙁Odia a mi mamá.
🙁Seguro le pasa algo y no me lo quiere contar.
🙁Se la pasa hablando con sus amigos del trabajo.
🙁Creo que está pensando en dejarme.
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La cuarentena en pareja obliga a quienes conviven a conocerse de otro modo.
El mundo que los rodeaba y que los mantenía a cierta distancia protegiendo la individualidad ya no es una posibilidad. Y aunque y todos los románticos digan lo contrario, compartir las 24 horas no es una buena idea para mantener una pareja con buena salud.
Todos requerimos de espacios de independencia. Hoy el ciclo saludable de cercanía y distancia para mantener relaciones en equilibrio, no se puede cumplir. Es justo es ese punto donde aparecen nuestros más oscuros demonios y con ellos las actitudes más complicadas hacia la pareja.
Cuando llegamos a situaciones que pueden ir desde estar molestos, indiferentes o iracundos hasta el punto de llegar a agresiones físicas, psicológicas y económicas, es momento de tomar distancia para evitar hacer daño.
Tomar un espacio cuando lo necesites es tu elección.
Hazte un espacio solo en tu alcoba o junto a una ventana para estar contigo y reflexionar. Comunícale tu necesidad de aislamiento a tu pareja sin miedo. Probablemente él o ella también lo necesita y no se atrevía a decirlo.
La paciencia, la tolerancia, la comunicación y la comprensión mutua son claves pues necesitamos detener el ritmo cotidiano, acompañarnos y recuperar lo que significa ser una pareja: pensar y sentir juntos hacia una meta.
Y si durante esta contingencia decidieron que es momento de reforzar lazos o de romperlos, hacerlo con plena conciencia, con paz y resolución hacia el futuro.
Un terapeuta es un guía ideal en estos momentos, para ayudarlos a ver en perspectiva su proyecto juntos y seguir adelante, o bien cerrarlo sanamente para el bienestar de todos los implicados.